miércoles, 21 de febrero de 2018

El hombre de papel

Y es que el papel es el material más puro. Proviene de la naturaleza más virgen, esquiva todos los colores y es casi trasparente. El papel no engaña, es honesto, no puede mostrar más caras de las que de verdad tiene. ¿Era Matthias Sindelar de papel? No, por supuesto que no. Era de carne y hueso, sentía y lo que es más importante: sabía que los demás también sentían. Puede que este sea el hombre que proyecta perfectamente qué es este blog. El hombre que nos recuerda el poder que tienen los grandes futbolistas y las magníficas hazañas sociales que pueden realizar valiéndose de esa repercusión mundial. El hombre de papel, al igual que en la cancha, jugaba y vivía para ser feliz él y los que le rodeaban y esta fue la lucha que acabó con su vida.

¿Es esta historia real? Camilo Francka, autor de Matthias Sindelar, una historia de fútbol, nazismo y misterios, sostiene que Matthias Sindelar fue únicamente un enorme jugador de fútbol, pero que el mito que se creó en torno a su figura y su lucha social no tiene ningún fundamento. Sea como fuere, vayamos al comienzo.




Matthias Sindelar nace en Konlau, Moravia (Imperio Austro-Húngaro). Algunas fuentes creen que la familia de Sindelar era cristiana mientras que otros opinan que eran judíos. Esta cuestión no es banal porque influirá de sobremanera en su actitud respecto al genoicidio hitleriano. Pero no adelantemos acontecimientos.

El mejor deportista austriaco de todos los tiempos (título que se le otorgó en el año 1999) desarrolló la innata habilidad de sortear contrarios con el balón. El pequeño Matthias fue apodado El hombre de papel por su delgadez y la longitud de sus finas piernas. Esa increíble capacidad para regatear y un atrevimiento fuera de lo común fue lo que le hizo recalar en el Austria Viena, el mejor equipo de Austria, pasando previamente por el Hertha Viena. Pero no nos estancaremos en su trayectoria a nivel de clubes, sino que nos centraremos en su trayectoria en la selección, la mejor selección austriaca de todos los tiempos.

Esa selección estaba liderada por otro de los personajes más importantes de la historia de Austria, Hugo Meisl, un revolucionario del fútbol que tuvo mucha culpa de que el fútbol haya pasado de ser un simple juego a un fenómeno mundial. Implementó su juego preciosista y al toque, todo ello pajo su esquema "WM", un 1-2-3-5. El equipo nacional,l tras rechazar la invitación al primer mundial de la historia, el de Uruguay en 1930 (como protesta por haberse disputado en el continente sudamericano), concentró todos sus esfuerzos en el mundial de Italia de 1934. Los números con los que aterrizaba al país de la bota eran espectaculares: de 31 partidos, había vencido en 28. Tras vencer en los octavos de final a Francia y derrotar en cuartos de final a sus "ex-compatriotas" húngaros en un partido en el que estos últimos se emplearon con excesiva dureza, acabando lesionados varios jugadores austriacos. En semifinales, se encontraron con la anfitriona, Italia, que acabó con el sueño austriaco gracias a una estelar actuación del colegiado, el sueco Ivan Eklind, que repitió posteriormente su magnífico partido en la final para así permitir a los italianos derrotar a los checos. Todo atado por Mussolini.
La selección austriaca, conocida como Wunderteam (el equipo maravilloso)

Tras el mundial, el ya veterano Sindelar siguió compitiendo y ganando títulos con el Austria de Viena. Competía con su compatriota Josef Bican y con los italianos Silvio Piola y Guiseppe Meazza por ser considerado el mejor jugador del viejo continente. Pero el fútbol pasó a un segundo plano tras el alzamiento del régimen nazi en Alemania. Y es ahora cuando comienza la historia del mito de Sindelar: se dice que en 1938, tras la anexión de Austria al Imperio nazi, el gobierno hitleriano organizó un partido de bienvenida a los jugadores austriacos a la selección germana, un amistoso entre los dos combinados nacionales. Los austriacos tenían órdenes de perder el partido, pero no fue así. Sin embargo, lo más sorprendente fue que, tras cada uno de los dos goles que le endosó Austria a Alemania, Matthias Sindelar se fue a bailar frente a los máximos mandatarios nazis.


Por si no fuera suficiente, Sindelar tuvo más gestos y actos de rechazo al fascismo. Mantuvo el contacto con el ex-presidente judío de su club y evitó que un amigo suyo perdiese un bar. Además, nunca acudió a ninguna convocatoria de su nueva selección, la alemana, aludiendo siempre a problemas físicos. Todo esto provocó que la GESTAPO le incluyese en la lista de "amistosos hacia los judíos".

Matthias y su novia Camilla Castagnola, italiana de origen judío, murieron el 23 de enero de 1939 en extrañas circunstancias. La versión oficial es que se debió a la inhalación accidental de monóxido de carbono debido a una estufa estropeada. Por otro lado, se rumorea que este accidente pudo ser provocado por la policía secreta nazi. Por último, otras fuentes indican que pudo ser un suicidio provocado por la presión a la que se estaban viendo sometidos Matthias y Camilla por parte del régimen nazi.

Su entierro fue multitudinario. Más de 15000 personas lloraron la muerte del que pudo haber trascendido a la historia como un gran jugador de fútbol, pero eligió convertirse en un gran héroe del fútbol. Mis respetos, Matthias.

PD: mientras buscaba información para redactar esta entrada, encontré un magnífico artículo que expone la historia completa de ese Wunderteam. Aquí se lo dejo:  http://www.panenka.org/tiempoextra/el-hombre-de-papel-futbol-y-fascismo/

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